Parten nuevamente caballero y escudero en busca de aventuras,
pero antes de empezarlas don Quijote desea
ver a Dulcinea y se encamina al Toboso, pero Sancho inventa un
encantamiento haciendo creer a don Quijote que Dulcinea es una
labradora a quien encuentran en el camino montada en un
borriquillo. Don Quijote, abrumado por la transformación
de su dama, agobia a Sancho preguntándole si está
seguro de que
la labradora es la misma que él ha visto en el Toboso.
Este no se atreve a mentir del todo y termina reconociendo a don
Quijote que él sólo la había visto "de
oídas". (Así transcurren los diez primeros
capítulos).
Después se suceden el encuentro con el caballero de los
espejos (que no es otro que Sansón Carrasco) y el escudero
de las narices. Viene luego la aventura con los leones y el
encuentro con el caballero del verde gabán, que les invita
cortésmente a su casa, donde les agasaja. Este se llama
don Diego de Miranda, y es un hidalgo de pueblo, que lleva una
vida moderada, semejante a como sería la de Alonso Quijano
si su mente no estuviera sacudida por la quimera
caballeresca.
Más tarde asisten a las bodas del rico Camacho.
Éste va a casarse con Quiteria, pero ella ama al pobre
Basilio y es amada por él. Este finge su suicidio y
pide, antes de morir como última voluntad, que le casen
con Quiteria. Camacho no está de acuerdo, pero no se
atreve a contradecir la opinión de los asistentes,
compadecidos del falso moribundo. Una vez casados, descubren el
engaño, y los burlados quieren vengarse del burlador, pero
don Quijote defiende los derechos del amor verdadero
con razones convincentes para todos menos para Sancho, que ve
algunas ventajas en participar de las riquezas de Camacho.
Siguen las aventuras del caballero con el descenso a la cueva
de Montesinos, que está muy cercana a las Lagunas de
Ruidera, donde se ratifica en el encantamiento de Dulcinea, lo
cual le mantiene en permanente angustia hasta el final del
libro. Luego
sucede la aventura del rebuzno y el encuentro en una venta con maese
Pedro y su retablo (retablo de títeres que representa la
historia del
romance de Gaiferos y Melisendra). Cuando los moros están
a punto de capturar a los fugados amantes en la
representación, don Quijote arremete con su espada y hace
trizas el teatrillo.
Llegados a este punto, la acción
da un salto de lugar, desde La Mancha al río Ebro.
Después de la aventura del barco encantado del Ebro,
comienza un extenso episodio: el de los duques. El ambiente rural
en el que hasta entonces se ha desarrollado la vida de los
héroes, llega por primera vez a una auténtica
corte, aunque todo sea un fingimiento de los duques que toman a
don Quijote y Sancho como bufones para entretenerse. Un mayordomo
se encargará de organizar las diversiones de los duques y
fingirán la aventura de la condesa Trifaldi o la
dueña Dolorida, el vuelo de Clavileño, la
profecía del mago Merlín, etc…
Por primera vez en la novela van a
separarse don Quijote y Sancho, porque éste va a ser
nombrado gobernador de la ínsula anhelada: la
Ínsula de Barataria. Sancho es recibido en la
ínsula con grandes muestras de entusiasmo, aunque sus
súbditos están asombrados de la pequeñez y
la gordura del nuevo gobernador. El gobierno tiene
también sus sinsabores porque un médico infernal
vela por la salud del nuevo gobernador y
no le deja probar ningún plato en medio de
retahílas de aforismos médicos en latín
macarrónico. El gobernador actúa con prudencia,
repartiendo justicia entre
sus súbditos con mucho sentido común, pero las
burlas a que le someten, le convencen de su falta de idoneidad
para el gobierno, de tal manera que lo abandona todo y decide ir
a reunirse con don Quijote, pero él y su jumento se
precipitan en una fosa.
Mientras tanto don Quijote recibe de noche en su aposento la
visita de una dama que viene a demandar su protección: su
hija, la joven Rodríguez, ha sido seducida y abandonada, y
está en un avanzado estado de
preñez. El ofensor no quiere casarse con ella. Se produce
el desafío entre Don Quijote y el lacayo Tosilos, el cual
se enamora de la joven, con lo que se deja derrotar por don
Quijote, para que lo casen con la muchacha.
Reunidos de nuevo caballero y escudero deciden abandonar a los
duques no sin recibir antes don Quijote la visita de Altisidora
que finge estar enamorada de él.
Se ponen en camino y les ocurre después un encuentro
con los toros, que atropellan a don Quijote. Llegan a una venta
donde el caballero se entera de que existe impresa una segunda
parte sobre un falso don Quijote. Cervantes
incorpora aquí al personaje de don Álvaro Tarfe,
creación del Quijote de Avellaneda.
Posteriormente se encuentran con un auténtico
héroe, ante el cual la figura de don Quijote palidece, el
bandolero catalán Roque Guinart (Rocaguinarda), un
personaje histórico que por entonces asolaba
Cataluña y que sólo pudo ser eliminado
nombrándole general del ejército español en
Italia. Se
intercala aquí el episodio de Claudia Jerónima y
Vicente, otro "caso de amor", en el que la protagonista mata por
celos infundados a su amado.
Don Quijote llega a Barcelona con un salvoconducto de
Rocaguinarda y allí es acogido por don Antonio Moreno, que
le muestra la cabeza
encantada. Visitan la que se ha identificado como imprenta
barcelonesa de Sebastián de Cormellas, donde se
está imprimiendo el falso Quijote de
Avellaneda.
En la playa de Barcelona Don Quijote es vencido por
Sansón Carrasco, ahora disfrazado bajo el nombre de
caballero de la Blanca Luna, que le obliga a volver a su aldea y
a renunciar durante un año a sus locuras caballerescas.
Pero Sansón no logra que Don Quijote reconozca que
Dulcinea no es la mujer
más hermosa de la tierra.
Ella es la más hermosa y él el caballero más
desdichado por no haber sabido defender, con la fuerza de su
brazo, su verdad.
Apenado, emprende el regreso a su tierra y
piensa entonces en hacerse pastor. Antes de llegar a su pueblo,
siente tristes presagios. Se siente enfermo y agotado, al borde
de la muerte.
Pero, antes de morir, recupera la razón, se convierte en
Alonso Quijano el Bueno, hace su testamento y muere.
Autor:
Katerin Quispe
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